LA TIA MAGO

Por: Rodolfo González Salinas

Nunca entendí por qué los Reyes Magos siempre nos dejaban lo que ellos estimaran y no lo que nosotros queríamos. Era como si se empeñaran en que yo coleccionara carritos de plástico o canicas de colores, cuando lo que yo quería era un bote, o un globo para ver el pueblo desde el cielo.  “Es que son cosas muy grandes.  Imagínate que los camellos tuvieran que cargar con eso y con todo lo demás que les piden”.

Ummmmmmmmm, decía yo, casi convencido de que portarse bien en la escuela o sacar un nueve en matemáticas había sido inútil.  “No te desesperes, hijo, que el próximo año quizás lo traigan”.  Un no te desesperes que dura hasta el día de hoy en varias familias de nuestra comunidad.

Lo que si recuerdo muy bien era la bondad de “La Tía Mago”, cada 6 de enero esta señora le daba alegría a todos los niños de San Miguel Totocuitlapilco, ella era un “mago” de carne y hueso. Todos los niños de mi edad nos formábamos en una larga fila para recibir de manos de esta extraordinaria señora un juguete, ya sea un carrito para los niños o una pelota y muchas muñecas para las niñas.

La gente cuenta que nunca pudo tener hijos, tal vez esa razón la impulso a darle un poco de alegría a los niños de Toto, se cuenta que también en Navidad regalaba juguetes, todos los niños del pueblo llegaban a su casa ubicada en la esquina de Morelos y Galeana ellos mismos corrían la voz. “córrele que la Tía Mago esta regalando juguetes”, decían los mismos niños unos a otros, Margarita se llamaba, y su tradición duro muchos años, yo tenia 10 años y ya era famosa por ese detalle, pero lamentablemente esa hermosa historia termino cuando ella murió.

Muchos señores de entre 30 y 50 años la deben de recordar muy bien, papas que con alegría le llevan la carta a los reyes seguramente sin olvidar que ellos recibieron siempre su día de reyes de manos de la TIA MAGO.

Si tú puedes enriquecer esta historia, mándanos tus anécdotas sobre esta formidable mujer.